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La rotonda no es un ring de boxeo
Manejar bien no es solo saber acelerar, también es saber convivir. Descubre quien tiene el paso
¡Hola!
Que rápido llegamos a mitad de semana
Esto parece un dicho muy “utilizado” pero siendo honestos, el tiempo pareciera que cada vez pasa más rápido.
El tema de hoy es algo, desde mi punto de vista, es muy valioso.
Puede que ya lo conozcas pero también es muy probable que algún día lo hayas hecho mal.
Y decidí traer este tema hoy porque más allá de todas las innovaciones y cosas interesantes que le podemos poner a nuestros autos.
La persona que está en el asiento del conductor tiene mucha influencia en todo lo que se vive dentro de la industria
Manejar no es solo arrancar el carro y llegar a tu destino.
Es convivir.
Porque al final, todos estamos compartiendo la misma calle, los mismos semáforos, las mismas rotondas.
Y si hay un lugar donde se nota quién respeta las reglas y quién no…
Es ahí, en la rotonda.
A ver, esto no es física cuántica.
La regla es clara, el que ya está dentro de la rotonda tiene el pase.
Punto.
Si tu te vas a meter en la rotonda debes frenar y darle paso al que ya está dentro
Pero aquí, por el juegavivo de querer ir más rápido, de “yo paso primero”, de “no voy a dejar que se meta”, se arma el desorden.
No importa si vienes a toda velocidad por la derecha, ni si sientes que tu tiempo vale más que el del otro.
Si no tienes el pase, no tienes el pase.
Y lo peor es que no es solo cuestión de cortesía o de ser “buena gente”, es por seguridad.
Cada vez que alguien se mete sin ceder el paso, pone en riesgo a todos los que sí lo estaban haciendo bien.
Y esto no solo pasa en la rotonda.
Pasa en los cruces, en los giros, en los cambios de carril.
No es que la gente no sepa las reglas, es que muchos eligen no seguirlas.
Lo curioso es que, al final, nadie llega más rápido.
El que se mete a la fuerza termina frenando más adelante.
El que no dejó entrar a otro se encuentra con un tranque dos calles después.
Y todos quedan con más estrés y más ganas de insultar al volante.
Entonces, ¿de qué sirve?
Manejar bien no es solo saber acelerar.
También es saber convivir.
Porque la calle no es tuya, ni mía, es de todos.
Mañana hablamos de otra cosa que también es parte de la vida detrás del volante.
Algo que pasa en la calle todos los días y que, aunque no lo notes, tiene un impacto más grande de lo que imaginas.
Nos leemos. 🚗✨
Un abrazo

P.D. Este fue un contenido diferente pero dime qué te pareció 👇🏻
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